El local no ha variado de como era antes. En la planta baja tienen una gran barra con una serie de mesas altas y banquetas, mientras que en la superior están los dos comedores y creo que ahora también hay un reservado. Madera en las paredes, colores claros y rojos, que conforman un comedor con un ambiente agradable. Si además te ponen en el comedor que da a la calle como a nosotros, la cosa mejora gracias a la gran cristalera a la calle Jorge Juan. La mantelería, crstalería y menaje adecuados para un sitio de este nivel, y las separación entre mesas escasa, aunque lo compensan con los precios contenidos.
El servicio estuvo bien en general, aunque cometieron un error que, al menos conmigo (puede ser que sólo me pase a mi y que sea pura mala suerte), empieza a ser habitual. La botella de vino no la dejan en la mesa, sino al otro extremo de la sala y una vez más me quedé sin vino y tuvimos que para de comer para esperar a que sirvieran. El fallo esta vez tuvo un agravante, ya que nos acababan de servir uno de los platos, mom emto en que aproveché para pedir que nos pusieran más vino por si no se había fijado el camarero (más bien era uno de los jefes de sala, por su atuendo). Pues bien, al parecer ni se fijó en que no teníamos vino (fallo grave) ni me oyó porque desapareció de la sala y nos quedamos esperando. Tras esperar a que apareciese alguien, llamé a la primera camarera que vi y le pedí que me trajese la botella y la dejase en la mesa (además quería hacer una foto a la etiqueta para subira a la app Vivino). La camarera fue a comunicárselo y el que había tenido el fallo vino a preguntarme por qué quería la botella en la mesa. Le dije que si no estaban atentos a rellenar las copas prefería hacerlo yo mismo y él intentó convencerme de que estaría atento, pero como todavía no había hecho la foto y me había sentado mal que nos ignorase decidí que nos la quedábamos. Es sólo un lunar, pero a mi modo de ver es imperdonable en un sitio de este nivel (y no es el primer sitio con estrella Michelin en que me lo hacen) y es un detalle a mejorar.
En cuanto a la comida, pedimos menú degustación corto,que se compuso de lo siguiente:
- Aperitivos:
- Yogur de queso de cabra con salsa de melón y jamón
- Tostada de bacalao con ciruelas
- Verdel del Cantábrico marinado, salsa emulsionada a partir de sus espinas, campari y sopa de perifollo
- Panes crujientes de patitas de cordero y morcilla con un fondo de alubia de Guernica
- Tallarines de calamar con un toque picante y caldo de chipirón
- Lubina asada, alcaparras crocantes y jugo de tomate y vodka
- Presa ibérica “Joselito” al carbón, hierbas frescas y jugo de cebolla roja
- Café esponjoso, praliné de almendra, granizado de té y helado de romero
- Cuajada de frutos secos con limón y crema helada de miel acacia
Para beber me decidí por el Viñas del Vero Gran Vos Reserva 2008, D.O. Somontano. Es un vino que me siempre me ha gustado y que esta vez tampoco nos defraudó. El precio bueno, 26€.
Y todo esto, más dos cervezas previas y una botella de agua (a los cafés nos invitaron) por 155,70€. Un precio muy bueno para una gran cena.
En resumen, un muy buen restaurante a un precio asequible para tener una estrella Michelin, al que creo que volveremos.
Para terminar, puntuaré (0 mínimo - 10 máximo):
Local: 8
Comida: 9
Servicio: 7.5
Precio: >60 €/pers.
Ficha:
Álbora
Dirección: Jorge Juan, 33
Localidad: Madrid
Distrito: Salamanca
Metro: Príncipe de Vergara - Velázquez
Teléfono: 917816197
Días de cierre: Domingos noche
Página Web: http://www.restaurantealbora.com/
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